María y su papa abuelo, Wilfredo Santana

Aun 2 años luego de su partida, se me acercan personas que no conozco a decirme lo noble que era mi abuelo. Se me acercan con gran respeto a confirmar que soy su nieta María, y luego me hablan de su gran corazón, de como los ayudo en algún momento de sus vidas, sin esperar nada a cambio. Mi abuelito, donaba sus bonos navideños, pagaba las cuentas medicas a quien le pidiera ayuda, no tenia hambre con nadie. Creo que nunca alcanzare a ser así, pero es mi meta vivir una vida digna de que me sigan reconociendo como la nieta del ‘chino Santana’. Me hace tanta falta en todo lo que hago, y por lo que he vivido estos dos años, estoy segura que no soy la única que lo extraña.

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